“Tenchita” quien murió ayer atropellada, tuvo tres hijos pero por su condición de calle le fueron recogidos por la autoridad.

Tras la muerte de Doña Hortensia, terminó una vida llena de sufrimiento; ahora solo le queda el recuerdo a quien fue su pareja sentimental los últimos ocho años.
Doña Hortensia Ávila Huerta, murió arrollada por un camión en el crucero en donde por mucho tiempo se la navegó pidiendo una moneda para sobrevivir, ahora en el lugar (Mar del Plata y Francisco Villa), solo queda una cruz, su muñeco de peluche y unas cuantas monedas.
En el lugar del accidente y de su centro de trabajo, este medio de comunicación platicó con el señor Armando, quien fue su pareja en los últimos ocho años, juntos recorrían algunos cruceros de la ciudad para hacerse de recursos económicos y poder sobrevivir; don Armando, permaneció en vela toda la noche en el lugar donde fue el trágico accidente, y es que después de que se llevaron el cuerpo, ya no supo más, ya no supo ni dónde la velarían ni cuál sería su destino final.

María Hortensia Ávila Huerta, era originaria del municipio de El Mezquital, desde muy chica, junto con su familia, llegó a la ciudad de Durango, y casi de inmediato conoció la calle, también a muy temprana edad, tuvo a su primer bebé, una hembra y casi seguidos nacieron otros dos varones, sin embargo, su futuro no era alentador, pues a la par del crecimiento de sus hijos, ella tuvo contacto con todo lo que en la calle hay, con todo lo que en la calle se conoce y se hace.
Dada su condición de calle y que además traía a sus hijos, hace varios años, tras realizarse un estudio, el DIF se hizo cargo de ellos quedando en la Casa Hogar.
Al paso de los años doña Hortensia, se convirtió en una persona más en situación de calle, hasta que conoció a don Armando, quien también vivía de la mendicidad para sobrevivir.
“Yo la conocí hace ochos años y desde entonces la recogí, hicimos a la brava un jacalito a un lao del hotel City Express, pero aquí la pasábamos, ella pidiendo dinero y yo recogiendo bote, lavando carros, hay de a poquito pero teníamos pa’comer”.
Con el llanto en los ojos, nos dice, “yo la quería sacar adelante, le decía que ya mero me pensionaba y que Dios nos iba a ayudar, yo ya no quería que viniera aquí, pero era muy terca, ella estaba aquí, en avenida La Salle, a veces en 20 y Libertad, hasta que se me acabó”.
“Aquí me estuve toda la noche velándola, po’s luego de que le llevaron a la Fiscalía, fui a ver qué se hacía, pero creo que llegó la hija y po’s según dijeron ella se haría cargo, pero la mera verda, ya no supe a dónde se la llevaron, ni dónde la van a velar, ni dónde la van a enterrar, no supe nada por eso me quedé aquí toda la nochi”.
“Yo qué podía hacer señor, no tengo dinero para darle una sepultura como Dios manda”
Finalmente don Armando, nos dijo que mucha tristeza que ya la extrañaba mucho, y que no pudo hacer nada por ella, que él solo quería darle una vida digna a su “Tenchita”.

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